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REFLEXIÓN SEMANAL DESDE LA CAPELLANÍA DEL CENTRO DE COMERCIO

REFLEXIÓN SEMANAL

DESDE LA CAPELLANÍA DEL CENTRO DE COMERCIO
Lecturas del Domingo 28º del Tiempo Ordinario-Ciclo B
Primera lectura
Lectura del libro de la Sabiduría (7,7-11)

Segunda lectura
Lectura de la carta a los Hebreos (4,12-13)

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,17-30)

Donde está el punto de equilibrio del hombre en cuanto a lo que es sabio o no lo es? Sería la pregunta que nos podría ayudar para la reflexión de esta semana a la luz de la Palabra de Dios.

 Con el cambio de milenio, -sólo hace 15 años-, se  nos abrieron más las puertas de manera rápida a un mundo de consumismo que parece que nos va desbordando la capacidad del hombre en cuento el manejo de la libertad, donde el único objetivo y propuesta que al parecer presenta  es el poseer a consta de lo que sea.

En la primera lectura, La sabiduría es entendida como una realidad de origen divino, análogo al Espíritu de Dios y frecuentemente puesta en relación con éste y al final se identifica prácticamente con él. De este modo sabemos que la sabiduría de que nos habla la Escritura es la conjunción armoniosa de un don de Dios gratuito y generoso y una aportación reflexiva del hombre que interpreta e ilumina la experiencia. Este don se recibe como fruto de la oración. La verdadera sabiduría es gratuita. Por su origen y por su eficacia es muy superior a todos los valores y riquezas humanos. Así se comprende que en el fragmento que proclamamos hoy se elogie y pondere tanto el valor de la sabiduría.

En una época que nos encontramos invadidos por la practicidad y la eficacia como fuentes de bienestar y riqueza a la vez que como criterio referencial, es necesario volver la mirada a la verdadera sabiduría para que el hombre encuentre el sentido de su vida sobre la tierra en sus múltiples actividades y el sentido de su trascendencia. Hoy como ayer y, acaso más que ayer, el hombre necesita la luz de la verdadera sabiduría para sopesar los bienes temporales sin perder la esperanza de los venideros que le ayudarán a realizarse plenamente.

Estamos pues invitados a la búsqueda incesantemente la sabiduría, más allá de los entendimientos humanos y de los logros que podamos cada uno alcanzar; ser sabio es hacer discernimiento para saber qué camino se toma en diversas ocasiones; también el sabio es el que elige libremente dejar que Dios entre en su corazón, que lo ilumine y lo oriente. “Preferí la sabiduría a cetros y tronos, y, en su comparación, tuve en nada la riqueza”.

 
                                                            
                                                            P. José Aníbal Rojas Bedoya
                                                               Capellán de Comercio



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