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Reflexión Semanal desde la Capellanía del Centro de Comercio

Primera lectura:
Lectura del libro del Deuteronomio (4,1-2.6-8)

Segunda lectura:
Lectura de la carta del apóstol Santiago (1,17-18.21b-22.27)

Evangelio:
Lectura del santo evangelio según san Marcos (7,1-8.14-15.21-23)

Uno de los grandes “problemas de éste siglo XXI” es la falta de escucha y atención, pues estas dos capacidades parece que las vamos perdiendo con el paso del tiempo, pues tal vez los afanes cotidianos y la tecnología nos han desplazado estas dos habilidades; también hay que decir que no es solo una dificultad de las nuevas generaciones: el fenómeno nos golpea a todos por igual. 

Saber escuchar no es solo oír a la otra persona, es poner todos y cada uno de los sentidos a que interactúen con aquel quien nos quiere trasmitir un mensaje o darnos una enseñanza. Por eso para la escucha, es importante también la disposición del corazón para poder tener una mejor captación de lo trasmitido. 

Con la Palabra de Dios sucede exactamente los mismo, hay que agudizar el oído y abrir el corazón, para que el mensaje transformador y vital que ella transmite, cumpla su objetivo. 

En la primera lectura, de éste domingo se nos plantea la importancia del cumplimiento de los mandamientos –que no son una carga pesada y dura de llevar-, sino más bien algo que se acoge desde el corazón con plena libertad y amor. Pues dice el escritor del Deuteronomio: “Ponedlos por obra, que ellos son vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos que, cuando tengan noticia de todos ellos, dirán: "Cierto que esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente". 

Las normas no puede ser asfixiante y opresoras, ellas se debe asumir con libertad, responsabilidad y corazón abierto.

P. José Aníbal Rojas Bedoya
Capellán Centro de Comercio

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