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Reflexión Semanal desde la Capellanía del Centro de Comercio

Lecturas del Domingo 23º del Tiempo Ordinario - Ciclo B

Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (35,4-7a)

Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol Santiago (2,1-5)


Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (7,31-37)

No juzgar por apariencias. Éste sería el título que me atrevería a proponer con base en la reflexión de ésta semana, haciendo énfasis especialmente en la segunda lectura de la carta de Santiago.

Cuando digo que juzgamos por apariencias, me refiero a que los seres humanos tenemos una capacidad de juzgar precipitadamente, -capacidad destructiva y no muy bien intencionada- y que cuando lo hacemos podemos llegar a destruir lo más sagrado que tiene una persona: la dignidad.

Santiago pone “el dedo en la llaga” –como decimos coloquialmente- al referirse a la situación de discriminación que se presentaba en reunión litúrgica, pues ésta era siempre motivo de encuentro comunitario y de compartir las diversas experiencias de toda índole; citando textualmente: “Veis al bien vestido y le decís: ´Por favor, siéntate aquí, en el puesto reservado´ Al pobre, en cambio: ´Estáte ahí de pie o siéntate en el suelo.´”.

Caso contrario sucede con el fragmento evangélico que compete a este domingo, donde Jesús reintegra a este hombre a su vida cotidiana. «Effetá» (Ábrete), significa precisamente abrirse o reincorporarse. La opción de Jesús va siempre por la persona, por lo que ella significa, por lo que es, por lo que vale: SER PERSONA.

La invitación para esta semana que comienza, permeada por la Palabra de Dios es para que no juzguemos por apariencias, para que no armemos nuestro corazón con prejuicios ni rotulemos a nadie. Todos somos valiosos ante los ojos de Dios, porque Él no se fía de apariencias, sino que ve el corazón.

José Aníbal Rojas Bedoya
Capellán Centro de Comercio

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