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Reflexión Semanal

REFLEXIÓN SEMANAL

DESDE LA CAPELLÍA DEL CENTRO DE COMERCIO
Lecturas del 2° Domingo del Tiempo Adviento -Ciclo C

Primera lectura
Lectura del libro de Baruc (5,1-9)

Salmo responsorial
R/. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres

Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (1,4-6.8-11)

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (3,1-6)

Este bello tiempo de Adviento (tiempo de espera), nos abre la expectativa sobre el sentido pleno de la esperanza, que viene a fortalecernos y a regalarnos la plenitud y la alegría de sentirnos que somos importantes para Dios, en su Hijo Jesucristo hecho carne por nosotros, hemos llegado a la plenitud de nuestra vida.

Al inicio de la primera lectura para éste Domingo, encontramos con una afirmación maravillosa que sale de los labios del profeta Baruc: “Jerusalén, sube a la altura, tiende tu vista hacia el Oriente y ve a tus hijos reunidos desde oriente a occidente, a la voz del Santo, alegres del recuerdo de Dios”. Pues ya la mirada ha cambiado y la esperanza resuena nuevamente para un pueblo que lo había perdido todo a causa de sus múltiples infidelidades y distanciamiento del Dios de la Alianza.

La salvación y la alegría está cerca, pues de Oriente vendrá Aquél que será “´Paz de la Justicia´ y ´Gloria de la Piedad´”, no será solo la salvación para aquellos que habitan en la misma tierra, sino que es una salvación universal de oriente a occidente, como lo insinúa el mismo profeta, simbolizando todos los confines de la tierra.

Mirando en evangelio, Lucas tiene especial cuidado en situar el ministerio de Jesús en un espacio geográfico y en un momento histórico: “En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás…”, con lo cual indica más plenamente que el acontecimiento de la encarnación de Jesús, no es un hecho ficticio o irreal, sino que éste ha tocado profundamente nuestra realidad en una etapa concreta de nuestra historia, en un tiempo preciso que podemos incluso datar y verificar.

Finalmente, la expectativa se pone en Juan el bautista, aquel heraldo encargado de preparar el camino al Salvador, “predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados…”. Éste será el encargado de ir mostrándonos el camino, por donde todos debemos transitar, camino que no es otro que el de Jesús, que se acerca para que todos vean la salvación de Dios mismo trae: Jesús con nosotros.



Lienzo Barroco, Museo del Prado 1660


P. José Aníbal Rojas Bedoya
Capellán de Comercio



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