REFLEXIÓN SEMANAL
Lecturas
del Domingo 34º del Tiempo Ordinario.
Jesucristo, Rey del Universo - Ciclo B
Primera lectura
Lectura de la profecía de Daniel (7,13-14)
Salmo
R/. El Señor reina, vestido de
majestad
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (5,21-32)
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (18,33b-37)
Los dos últimos domingos del año litúrgico se orientan hacia el futuro y
hacia el final de la humanidad. Al final de la historia volverá el Señor
glorioso. En la fe y en la celebración del misterio cristiano el presente, el
pasado y el futuro se entrelazan armónicamente. El presente se cimienta en un
pasado que le da consistencia y que a la vez la impele a abrirse a un futuro
glorioso que le proporciona la dinamicidad necesaria para recorrer el camino.
También los dos primeros del año litúrgico insisten en la misma idea y
preocupación: dirigir la mirada de todos hacia la consumación, hacia el final
glorioso que espera a la humanidad apoyada en el acontecimiento de la Muerte y
Resurrección-Exaltación de Jesús que abre los caminos de la vida, de la
comunión con Dios y de la felicidad de los hombres. Es necesario insistir en
este mensaje central: que la Iglesia cree en la comunión de los santos, en la
resurrección de los muertos y en la vida eterna, destino final de toda la
humanidad.
Verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes del cielo con gran poder y
majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro
vientos. El evangelista Marcos asume el lenguaje de Daniel y de la literatura
apocalíptica para describir la venida del Hijo del hombre. El humillado Hijo
del hombre- Siervo de Yahvé volverá glorioso y rodeado de esplendor y de
majestad. Estas palabras de Jesús están dirigidas a sus contemporáneos y a los
miembros de la Iglesia del propio tiempo del evangelista. Los acontecimientos
externos (destrucción de Jerusalén) y los acontecimientos internos en la
comunidad cristiana (aparición de predicadores que insistían en la próxima
desaparición del mundo y la vuelta de Señor) obligaron al evangelista a recoger
este mensaje de Jesús en su evangelio. La Vuelta del Hijo del hombre culminará
la historia manifestando a los hombres su destino glorioso; y también será el
momento de la reunión de todos los creyentes y de todos los hombres ante él que
aparece como juez universal. Eso significa la imagen de las nubes del cielo. En
la tradición bíblica, las nubes representan el escabel del trono de Dios y
sugieren, como imagen, la actividad judicial de Dios soberano. Esta actividad
la ejercerá también el Hijo del hombre.
Un reinado muy distinto a los que presenta el mundo, pues su reinado es
desde la cruz y no desde el trono, desde la sobriedad y no desde la opulencia,
desde lo sencillo y no desde la ostentación, por eso es diferente, pero al
mismo tiempo exigente, no saben en este reino los que optan por los afanes del
mundo y su confort. Dejar que Jesús reine es tratar de plasmar en nuestra vida
todo aquello que nos permite encontrarlo en cada persona y acontecimiento.
Dejemos que él sea todo en nuestra vida, que la transforme y la colme de
plenitud para que verdaderamente sea Rey de nuestra vida.
P. José Aníbal Rojas
Bedoya
Capellán Centro de
Comercio